Los Ocultos

Oculto no significa no estar, oculto es estar sin que te vean.
Porque es mucho más importante lo que se genera con el hacer, que su presencia se vea.
Los ocultos caminan por las calles, trabajan en hospitales, en negocios, en escuelas....
Te dan una palmada en el hombro, una mirada amistosa, un saludo o una ayuda que que se anhela.
No importa su nombre de donde viene o quien lo espera; pero al cruzarse en tu camino tiene un pequeño o gran gesto que te recupera...
Hay que dejar de ser visibles. Hay que hacer sin que te vean.

Almas Fragmentadas

Cierro los ojos y veo mí alma; observo un montón de fragmentos de almas ajenas conmigo.
Aparecen nombres de los que me quieren y de los que me han querido… Puedo recién ahora valorar su generosidad conmigo; un fragmento de su alma me habita, un fragmento de su alma me mantiene vivo
Cierro los ojos y puedo ver que hay un montón de fragmentos míos que doy y que di, que en palabras, miradas, risas y llantos se van de mí para estar contigo…

Muertes y Resurecciones

Hay tantas luchas internas.... Luchas campales, de muertes y resurrecciones.
Y muero con el olvido y desinterés.
Muero cada día con mis errores pasados.
Muero con los abrazos que no di y con las palabras que me guardé.
Muero con los No que dije, queriendo decir Si. Y muero con los Si que tendrían que haber sido No.
Muero con la ayuda que no pedí.
Muero con las mismas barreras que me construí.
Muero cada día muero.
Y cuando la muerte no puede ser más muerte. Cuando el negro ya no puede ser más negro... Justo ahí, cada día resucito.
Resucito con una mirada.
Resucito con un lápiz en mí mano.
Resucito con mí cansancio por el trabajo y cuando genero sonrisas.
Resucito con mis pequeños logros y con una palmada en mí hombro.
Resucito con mis amores de siempre y con mis nuevos afectos.
Resucito cuando me reinvento y proyecto concretar utopías.
Y cada día, cuando el negro ya no puede ser más negro... Se transforma en blanco en mí.

Cuento Corto - La visita

Despertó en la mitad de la noche en su cama de niño, era una noche calurosa, de esas en las que la transpiración se queda en la almohada y en las sábanas, sentía la boca seca y los labios un poco partidos, la ventana de la habitación estaba abierta, esperaba ver mover un poco las cortinas pero no había en el ambiente ni una mínima gota de aire. Silencio absoluto y quietud extrema, solo podía sentir el sonido de su respiración agitada, el calor lo sofocaba, pero no tanto como el miedo que comenzó a invadirlo.
Se encontraba acostado de costado y sentía sobre sui espalda una presencia, que despertaba en él ese miedo que paraliza, miedo que no te deja pensar, no quería girar pero a la vez no podía dejar de hacerlo, fue entonces que bajó el brazo de la cama y se aferró a la madera que sostiene el colchón; tratando de buscar algo de seguridad, con la ingenuidad de creer que eso pudiera refugiarlo, y con esa falsa seguridad muy lentamente se di vuelta y lo vió…. Estaba ahí, a su lado. Tan cerca y tan real, el mismo mal lo estaba mirando. Sin cola ni tridente, sin máscaras ni disfraces, el corazón casi dejó de latirle pero ni siquiera pudo gritar, solo mirarlo.
Fue su primer encuentro cara a cara, fue el primero de muchos, no hubo peleas ni dialogo, tal vez solo quiso presentarse y mostrarle que estaba cerca, tal vez solo se divirtió mostrándole su perfecto rostro. Rostro que no olvidará, con la tersa piel blanca marco de su mirada desafiante y esa media sonrisa que le dejo ver sus dientes llenos de sangre.

Cuento Corto - Payaso


Desde el que el tiempo es tiempo y de manera permanente e ininterrumpida almas en pena y almas en gracia se buscan, se atraen, luchan con el destino y tuercen caminos hasta al final poder encontrarse y fundirse formando una sola, porque ambas se necesitan para poder reposar en paz y así continuar su existencia.
Hay una fuerza superior a ellas mismas que hace que no descansen hasta encontrarse, esa fuerza es como la de un imán que busca a su opuesto, como la fuerza natural que hace que una semilla diminuta busque germinar y crecer siguiendo el calor del sol, para finalmente convertirse en un gran árbol que con sus brazos busca el cielo.

 Y de esta manera transcurre el tiempo con este movimiento de almas que se buscan,  pero hay veces donde la búsqueda es trunca, hay veces en que ellas por sí solas no pueden encontrarse, entonces se quedan ahí quietas en el tiempo, paralizadas en el espacio, con sed del encuentro. por eso hay algunas otras, cuya misión primera es ser el nexo, el puente que une lo que debería estar junto, une el pena con la gracia, el dolor con el consuelo.

Recorría caminos, andando ciudades, el circo caminaba las calles de los pueblos perdidos en el monte y también las calles de las ciudades de hierro y cemento. Pasaban las lunas y los soles y la magia de ese grupo de gente rara llenaba por momentos las miradas de los lugares por donde pasaban.

Y cada tanto se erguía la lona roja y amarilla, formando lo que parecía un gran carrusel con un banderín que flameaba en su cima, con líneas gruesas de colores vivos apagados por el sol. Una entrada amplia y una alfombra de terciopelo azul que salía desde adentro hasta varios metros luego de la entrada, invitando a participar de su sencillo show.

Gradas de madera en las orillas, un escenario circular en el centro y guirnaldas que colgaban desde el techo, justo frente a la entrada, del otro lado del escenario estaba una pequeña tarima en donde sobre ella se encontraba una orquesta de 7 mùsicos percusionistas que desde que se abrían las puertas esperando los visitantes le daban ritmo a cada momento con redoblantes y cajas.

Desde que el circo llegaba a un pueblo y cada día en el que duraba su estadía en ese lugar, abrìa sus puertas esperando a su público, justo a las  8 de la tarde, este circo no hacía propaganda, no entregaba folletos, no se publicitaba de ninguna manera, la gente al ver desde lejos la carpa en lo alto, se arrimaba, atraìda como un imán para observar el espectàculo. y asi dia a dia, se llenaban las gradas de miradas expectantes.
Cuando ya  se encontraba lleno, el bullicio se silenciaba, al comenzar los redoblantes a aumentar su ritmo y volumen para dar paso al presentador… un hombre alto y vestido todo de blanco, camisa, pantalones, chaleco, corbata, saco y hasta una gran galera blanca.
con su voz amable y animosa, presentaba a cada nùmero, dando una pequeña introducción a los artistas, moviendo las manos de manera exagerada hacia pasar a los malabaristas, los magos, acróbatas y trapecistas, todos con trajes coloridos y hermosos, todos se lucìan y robaban miradas y sonrisas, todos se entrenaban largas horas al día para poder brindar algunos minutos de distracciòn a la gente del pueblo.

y cuando ya pasaban todos, luego de que la gente aplaudiera por largos minutos de pie, luego de que todos bajaran del escenario, subía él, ya sin música… sin tambores ni redoblantes, la gente se miraba y no entendía mucho que pasaría, pero comprendía que el payaso, brindaría el último número del show.

con su saco negro de frac, chaleco y moño rojo, pantalón negro a rayas, una camisa blanca como la espuma y unos zapatos exageradamente grandes de color bordó, se paraba justo en el medio del escenario luego de subir a él con su cabeza agachada, mirando el piso. Estando en el centro, alzaba sus manos. tomaba su gorro tipo bombín y levantaba la cabeza mirando a la gente directamente a los ojos, su cara estaba toda pintada de blanco con una lágrima negra dibujada debajo del ojo derecho y una nariz redonda y tan roja como el chaleco, no lograba esconder su mirada de hombre bueno.

Hacía un ademán, sonreía y una rosa color manteca aparecía entre sus manos y la gente con ese sencillo acto lo aplaudía casi más que al resto de sus compañeros, mientras el giraba lentamente mirando a cada uno y haciendo reverencia hasta que al final apoyando una rodilla en el piso, inclinaba su pecho y su cabeza, con una mano sostenía su sombrero y con la otra mano apollaba  la rosa en el piso y así se quedaba unos minutos, la gente volvía al silencio, hasta que alguien, siempre había alguien que no podía evitar querer tomar esa rosa, esa rosa que estaba ahí para ser regalada, esa persona se paraba, tìmidamente bajaba las gradas, subìa al escenario y tomaba esa rosa, y al tomarla sentía el alivio de haber depositado en el payaso toda la pena de su alma.

y así el circo se marchaba, con sus músicos y artistas con su presentador y su payaso. y en cada ciudad por donde andaba encontraba a alguien con una pena escondida que no habia podido encontrar a su alma en gracia para poder sanar. y ese payaso distinto tomaba esa pena y la hacía propia. la introducía en su alma para poderla llevar la cargaba por dentro la escondía y hacía de nexo y puente hasta encontrar donde estaba el alma donde la debia depositar. Buscaban nuevas ciudades se marchaban y al llegar, nuevamente todo el ritual, se desplegaban las lonas, se ponía en alto el mastil central y pasaban uno a uno los artistas, uno a uno desplegaban su andar por el escenario central, y como siempre para finalizar, el payaso con su rostro blanco de esa manera sencilla y casi sin pensar ofrecia su rosa manteca que alguien siempre iba a buscar, en ese caso una alma buena que intuía que en esa rosa habia una pena que podia aliviar.

Pasaban asi lo años y como un reloj sin parar, el payaso por medio de su rosa unía almas que no se habian podido encontrar, el cargaba en su mirada la pena de otros para que puedan descansar.

Un dia como cualquier otro, en un lejano lugar, estando terminando el show del circo con el payaso en el punto central, se lo veía inclinado con una rosa para regalar, y como siempre sucedía alguien la fue a buscar, se acercó en silencio no podía sacar la mirada del payaso que se encontraba inclinado,, miró la rosa, la tomó en sus manos, tomó del brazo al payaso y lo ayudó a levantar, lo miró con ternura y sin decir ni una palabra levantó su mano hasta la mejilla y limpió con la yema de sus dedos la lágrima negra. el payaso sonrió por dentro, su alma en gracia lo había venido a buscar.
juntos se fueron caminando, en silencio, con sus manos entrelazadas sin mirar para atrás.

Cuadro con vino malbec - niña con su manto

He encontrado esta nueva forma de pintar. Y me ha apasionado. La mezcla del vino, café, te y grafito me encanta.
La suavidad en los colores naturales y el aspecto rústico del grafito hace que el cuadro terminado quede de una manera diferente.


Grafito

Hace mucho soñe q me encontraba solo.. sentado frente a una mesa de madera. Junto a mí estaba alguien q me conocía y me mostraba una carpeta grande llena de dibujos en grafito.
Pasaba uno a uno los dibujos, Muy lentamente. Todos con la misma temática. En todos había un camino y en ese camino piedras de todos los tamaños. Pude ver q en el dibujo había una persona q intentaba avanzar en medio de tantas piedras, entonces pregunté q significaba todo eso. Y me respondio: “el del dibujo sos vos!. “. “Por qué me has puesto tantas piedras?” replique. Y el sin mirarme me respondió “yo solo te di el lápiz. Tu camino lo dibujaste vos”.
Hoy, muchos años después, me doy cuenta que así como puedo dibujar piedras… también puedo borrarlas.

Ojalá

Ojalá que la Dulce luz del Alba no atenúe la cálida caricia de tu presencia en mi alma.
Ojalá que el bullicio de mis pasos en el día no silencie el aleteo de tu esencia en mi vida.
Que mi olvidó no te aleje.
Qué mi silencio no te acalle.
Ojalá que pueda encontrarte escondido en las miradas de los ojos que se cruzan en mi andar.
Ojalá me busques todo lo que yo no te busco y me esperes con tu tierno abrazo al descansar.
Porque sin tu mirada me pierdo.
Y sin tu amor no me encuentro.
Porque no puedan mis manos obrar y mis pasos andar si la gracia de tu amor no puedo encontrar.
porque aunque mi voz no te aclame, ni mis manos te abracen, sos para mí alma Dios, la luz mas brillante

Cuento - El Campo de Trigo - Tercera parte

Noche y Tormenta


Con el tiempo nos damos cuenta de que todo cambia de acuerdo con la perspectiva en que se lo mire. Depende del momento en que se analizan las cosas y de las circunstancias.
Cambian las personas, cambian los lugares y los conceptos, todo depende del observador, del testigo, e incluso del relator.
Y así es como la sala de la estancia, que durante el día se encontraba llena e invadida de 
ruidos, olores y colores, en medio de la noche se convertía en un lugar lleno de mística y cuna de descubrimientos personales...
Esa noche, tras una larga y ruidosa tormenta, cuando ya el viento y el agua habían cesado, estando el cielo cubierto de nubes, tantas que no dejaban pasar ni un pequeño rayo de luna y la oscuridad llenó de silencios los rincones, dejando ciegos por un pequeño instante a tres de los niños que vivían en esa casa y que sin que nadie los viera escapándose de sus habitaciones; pero permitiéndoles gracias a esto disfrutar de un exquisito saboreo del resto de los sentidos. Y lo que durante el día, estando llenos de luz, es completamente imperceptible, en ese momento se convirtió en protagonista de la escena.
El sonido parecía potenciado, (el crujir de los muebles, la respiración e incluso el movimiento de las hojas de lo árboles al balancearse gracias a la brisa); el olor a lluvia y a tierra mojada que ingresaba por la ventana, y la linda sensación de percibir el aire fresco en el rostro. Todo se sentía y parecía diferente.
Luego de dejar la mesa desnuda, el mayor de los niños encendió y reposó sobre ella una 
vela, que fue en ese momento, imán de percepciones y centro de las miradas pequeñas.
Y sus ojos no pudieron dejar de mirarla...
Casi como si fuera un exposición o una presentación, comenzó en ese instante un 
espectáculo privado del fuego. La gota redondeada, amarilla casi blanca danzaba en la sima y casi flotando suavemente se movía, robando pequeñas sonrisas al dar en forma esporádica pequeños espasmos caprichosos.
La cera casi traslúcida se modificaba, se ablandaba y endurecía, dejando marcas, marcando huellas. Siendo parte de ese momento, el mayor de ellos no podía dejar de pensar, 
Será que una vela nos imita? Será acaso que somos como velas? Que en algunos casos 
nunca nos encendemos, y nuestra existencia pasa a ser completamente inútil y sin sentido. Y en otros casos cumpliendo nuestra misión damos luz e iluminamos y entregamos pequeños momentos mágicos, encontrando y cumpliendo nuestro objetivo.

De repente la puerta de la cocina se abrió y entró el peón, que se sorprendió al ver los niños ahi, pero mucho más se sorprendieron y asustaron los niños que estaban casi hechizados ahí.

-          ¿Pero qué hacen aquí niños? dijo el moreno peón.
-          Nada, Nada, solo estábamos… estábamos aquí mirando el fuego,
-          Pero niños si su padre los ve, los regañará mucho, vayan a dormir, les sugirió en un tono cómplice y amistoso.

Los niños rápidamente le hicieron caso y salieron casi corriendo, salvo el mayor de ellos que se quedó allí esperando a que sus hermanos salieran para poder hablar un momento
con el peón (con quien tenía una relación de amistad y de confianza), y cuando estaban 
solos le preguntó.
-          ¿y tu que haces a esta hora? aun no es la hora en la que te levantas. ¿por qué estás vestido como para salir, si es de noche y ha llovido tanto?
-          Es que hay algo que me tiene preocupado patroncito. hoy en la mañana vi por segunda vez, un niño por los alrededores, creo que es un vagabundo o está perdido, ud, sabe patroncito yo ya lo he visto un par de veces, anda como escondido, está en los alrededores vio y me ha preocupado que esté ahí afuera asustado.
-          ¿y por qué salís a esta hora? ¿no es mejor ir de día y con más personas para que te ayuden a encontrarlo?
-          No patroncito, el niño debe estar asustado ahora, además de día, ¿ud creo que su padre me dejaría ir a buscar a un niño?
-          Entonces no te quedes aquí, ve rápido, y llevalo al galpón grande, yo mañana iré ahí.
-          Claro mi patroncito, eso haré, vaya a acostarse que ya pronto saldrá el sol, y no quiero que me lo reten si lo encuentran levantado a esta hora.

El pequeño volvió pensativo a su cuarto, y el moreno luego de ordenar la cocina y guardar la vela, salió al campo, buscando a un niño que no conocía a un niño que no sabia si estaba perdido o escapaba, sin saber tampoco que así como el fuego transformaba la vela, ese niño transformaría sus vidas, dejando marcas, marcando huellas.


Cuento - El campo de trigo - Segunda parte


Escapando...


De repente se vio corriendo en medio del campo, no podía entender que hacía ahí y mucho menos por que corría de esa manera desesperada. Y mientras lo hacía intentó recordar algo, pero no pudo hacerlo, y mucho menos en ese estado, el aire le faltaba y las bocanadas de oxígeno que pretendía tomar al respirar eran insuficientes, estaba todo transpirado y sentía que su corazón no solo latía en su pecho sino también en su cara y en sus manos, las piernas se movían solas dando zancadas descontroladas… miró hacia atrás, viendo si alguien venía hacia él, y tuvo un interrogante nuevo, alguien lo estaba siguiendo?  Por qué además de estar cansado, sentía miedo? Y estando más pendiente de su mente que del control de su cuerpo, sucedió lo que tenía que suceder, sus pies tropesaron y después de tambalearse unos metros cayó sobre las piedras y quedó tendido ahí por un rato largo hasta que la respiración casi volvió a su ritmo normal y de a poco tomó conciencia del lugar, estaba metido en medio de la nada, el piso estaba húmedo y la vegetación era abundante, no podía ver ningún curso de agua a simple vista pero sentía el ruido del río cerca, un poco mas delante de donde se encontraba la vegetación parecía no ser tan abundante. Se sentó y se quedó mirando fijamente el suelo, con sus manos apretaba la tierra tratando de aferrarse a algo, buscando un recuerdo, tan solo un recuerdo en su mente. Quien era? Donde estaba? Que hacía en ese lugar y por que corría? Pero como había pasado otras veces no pudo encontrar en ese momento las respuestas.
Perdió la noción del tiempo, no sabía cuánto llevaba ahí, se levantó, y comenzó a caminar temeroso, vigilante y desconfiado, permanentemente controlaba su espalda hasta que salió lentamente del matorral, y a lo lejos pudo ver algo que nunca había visto, un castillo pequeño anclado en medio de  un enorme laberinto color oro que danzaba con la briza que se extendía hasta el horizonte. Y en medio de todo el laberinto pudo observar como caminaban unas extrañas criaturas de dos cabezas y grandes jorobas peludas, se movían lentamente, y casi arrastraban la cabeza por el piso. mansas y extrañas criaturas bajo un cielo celeste profundo que repartía grandes remolinos blancos.
Eliseo se encontraba inmerso en su propio mundo, un lugar donde no había lugar para nadie más que él. la realidad se transformaba en su mente; luego de entrar en sus ojos todo se transformaba de manera caprichosa, por momentos podía atravesar las murallas de su propio cautiverio y conectarse con el mundo de afuera y el resto del tiempo solo vivía en su propio ser tratando de descifrar las señales que vienen de afuera. Cautivo en su interior y ajeno de la realidad,
No existía en el mundo quien lo buscara, vivió prácticamente sólo en un establo, luego de que el patrón de sus padre notara en él algo extraño, sus movimientos permanentes y la forma constante de mecerse, no pronunciaba ni una palabra y con sus brazos realizaba movimientos extraños, su mirada perdida y profunda y la falta de comunicación hasta con su propia madre, hizo que el patrón tomara la decisión de arrebatárselo a sus padres, esclavos comunes trabajadores del campo, que a pesar de hacer su trabajo de manera correcta, no tuvieron el privilegio de tenerlo con ellos. Eliseo fue llevado a una estancia vecina en donde necesitan a un pequeño que cuide el corral. sus padres desde los siete años nunca volvieron a verlo.

Mi Camino...

El cansancio de mis pasos me persigue,
y la brisa que se esconde me acompaña.
Son las piedras y las flores del camino,
mis vigías de proyectos y esperanzas.
El sendero se transforma con el tiempo,
la malesa con mi marcha se desarma.
Y la sangre que galopa por mis venas,
con el soplo de lo alto no se cansa.

Se reunen y mezclan en mi pecho,
se gravan a fuego y me marcan..
Se escribe silenciosa mi mente,
mi alma lo absorve con calma.
Nostalgias por pasos andados,
el peso del tiempo en la espalda.
El amor de los míos conmigo,
la ausencia de los que me faltan..

Adelante el sendero que me invita,
No te canses, ven y anda!