Como si fuera
flotando, sin percibir su cuerpo, ingresó al hospital. La puerta vidriada se
encontraba abierta, no había nadie adentro. Y casi a la altura del techo
ingresó flotando.
Pegado a la
pared, podía ver mientras avanzaba los poros rugosos de la pintura, las sillas sin nadie, y el desorden normal de
un lugar muy transitado pero que en ese momento se encontraba deshabitado.
Pasó del hall
central a la sala de esperas y luego a la habitación previa a la sala de
operaciones.
Estaba todo ahí. Lo
podía ver en detalle, los guardapolvos de los médicos, materiales descartables,
sillas y camillas, y luego casi por la inercia del movimiento sin elegir el
recorrido llegó a la sala de partos, que también se encontraba vacía.
Un ventanal
grande, casi del piso al techo, las baldosas celestes, la camilla en el centro
y todo lleno de sangre, el piso, las paredes, las sabanas que estaban casi
colgando a punto de caerse, todo lleno de un rojo profundo y todo la angustia, miedo y desesperación se
concentro en un solo sentimiento que ni siquiera tiene nombre de lo intenso que
es. Y cuando sintió que su pecho iba a estallas por la inmensa carga de
sensaciones, despertó, una vez más de su sueño recurrente.
Extraña es la mente y el subconsciente que
utiliza los sueños para descargar tensiones y procesar malos recuerdos de
momentos difíciles que no se han curado y tal vez nunca harán.
Al finalizar los
9 meses, estando ya todo listo, sin pensar que podría llegar a haber algún
inconveniente, llegaron al hospital, ansiosos ya por tener entre los brazos al
que sería uno de las personas mas amadas, imaginando el rostro, esperando
sonrisas .
Todo estaba
normal y transcurría de manera armónica hasta que en la sala de partos dejó de
estarlo. Algo se complicó, y él que tenía que nacer, no encontraba la forma de
hacerlo, madre y niño luchaban para lograr el mismo objetivo, y donde hasta hacia
unos momentos había tranquilidad y miradas ansiosas pero serenas se transformó
en tensión, miedo, desesperación, sangre, dolor extremo y la puta muerte que acechaba
queriendo llevarse a la fuerza y tirones a quien aun no había podido respirar
oxigeno y ver la luz.
Los médicos tironeaban
para poder sacar al niño y del otro lado la muerte tironeaba para no dejarlo ir
y en el medio la madre luchando por su vida y la de su pequeño.
Luego de eternos
minutos, pudieron tomarlo entre sus brazos, estaba agotado mi tesoro, exhausto y
agobiado, nació casi sin respirar, con sus ojos en sangre y el cuerpo
lastimado, le gano la batalla a la muerte teniendo tan solo algunos segundos de
vida.
Luego de eso,
para mi pequeño gigante de pies de barro, podrían haber seguido los problemas,
podría haber habido enormes y pequeñas secuelas, de esas que se generan cuando
el oxígeno no llega, pero por esas cosas de la vida, esta vez no fue así, y se
convirtió en un ser lleno de vitalidad y amor para dar. Tal vez por que tenga
entre sus manos y escondido en su pura alma un misión un objetivo que cumplir. No
lo se. ..
Lo único que se,
es que desde ese día, me enseña, aprendo de él y es para mi un ejemplo de lucha y nobles
sentimientos, mi hijo, mi maestro.
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