Cuento: Descubriendo El Fuego - Discovering Fire

Cuento:


Con el tiempo nos damos cuenta de que todo cambia de acuerdo con la perspectiva en que se lo mire. Depende del momento en que se analizan las cosas y de las circunstancias.
Cambian las personas, cambian los lugares y los conceptos, todo depende del observador, del testigo, e incluso del relator.
Y así es como la sala ordinaria de una casa típica, que durante el día se encuentra llena e invadida de ruidos, olores y colores, en circunstancias especiales se convierte en un lugar lleno de mística y cuna de descubrimientos personales...
Esa noche, tras una larga y ruidosa tormenta, cuando ya el viento y el agua habían cesado, la energía del pueblo dejó de funcionar y la oscuridad llenó de manera abrupta los rincones, dejando ciegos por un pequeño instante a los niños; pero permitiéndoles gracias a esto disfrutar de un exquisito saboreo del resto de los sentidos. Y lo que durante el día, estando llenos de luz, es completamente imperceptible, en ese momento se convirtió en protagonista de la escena. El sonido parecía potenciado, (el crujir de los muebles, la respiración e incluso el movimiento de las hojas de lo árboles al balancearse gracias a la brisa); el olor a lluvia y a tierra mojada que ingresaba por la ventana, y la linda sensación de percibir el aire fresco en el rostro. Todo se sentía y parecía diferente.
Luego de dejar la mesa desnuda. Se encendió y reposó sobre ella una vela, que fue en ese momento, imán de percepciones y centro de las miradas pequeñas.
Y sus ojos no pudieron dejar de mirarla...
Casi como si fuera un exposición o una presentación, comenzó en ese instante un espectáculo privado del fuego. La gota redondeada, amarilla casi blanca danzaba en la sima y casi flotando suavemente se movía, robando pequeñas sonrisas al dar en forma esporádica pequeños espasmos caprichosos.
La cera casi traslúcida se modificaba, se ablandaba y endurecía, dejando marcas, marcando huellas.
Será que una vela nos imita? Será acaso que somos como velas? Que en algunos casos nunca nos encendemos, y nuestra existencia pasa a ser completamente inútil y sin sentido. Y en otros casos cumpliendo nuestra misión damos luz e iluminamos y entregamos pequeños momentos mágicos, encontrando y cumpliendo nuestro objetivo.
Lo difícil es aceptar que al vivir, y encontrar nuestro destino, el fuego nos transforma, dejando marcas, marcando huellas.

Y surgen preguntas, que buscan respuestas, que movilizan recuerdos y desempolvan olvidos ¿quiénes son los que me han encendido, quiénes son los que me han permitido encontrar mi destino, a quiénes he iluminado a quiénes he atraído? ¿por qué en momentos me he apagado, quienes son los que me han vencido? ¿puede mi ejemplo encender nuevos fuegos? ¿puede mi luz, alumbrar tu camino?
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario